En YouTube circula un vídeo titulado “Mereana Mordegard Glesgorv”. Cuentan que si lo buscas quizá no encuentres nada, pero siempre que persistas podrás encontrar un vídeo de unos 20 segundos, en que aparece un hombre de ojos relativamente grandes, pelo negro y corto, y un pequeño bigote. Todo se ve en filtro rojo, y no parece haber nada detrás del hombre, salvo unas manchas que parecen nubes. El hombre no se mueve, no habla, permanece estático hasta los últimos dos segundos, en los cuales cambia por completo su expresión y, ligeramente, le varía el rostro, pero igual todo sigue estando en rojo.
Bien pues, ese vídeo inofensivo y extraño de unos 20 segundos, no es sino el comienzo de un vídeo que en realidad dura 2 minutos, un vídeo que ya no es posible encontrar en toda la web (quizá esté en la deep web). La razón de que haya desaparecido fue que, cuando lo subieron a youtube por primera vez, 153 personas lo vieron, se arrancaron los ojos, se suicidaron, y todos esos ojos fueron enviados a la oficina principal de YouTube, en San Bruno (USA). Nadie sabe bien cómo fueron a parar esos ojos a las oficinas, pero es lógico que, quienes se los arrancaron, no pudieron haber tomado parte activa. Por otro lado, los cadáveres de las 153 personas tenían, en los antebrazos derechos, una misma inscripción que asombrosamente se había repetido. La inscripción estaba en un código tan difícil que ni siquiera los criptógrafos del FBI y la CIA pudieron descifrarla: lo único cierto es que no eran un conjunto de signos desprovistos de sentido, y que se relacionaban entre todos para conformar un mensaje, pero ni siquiera las mentes más brillantes consiguieron revelar el enigma. Otro problema era el siguiente: ¿realmente se habían suicidado quienes vieron el vídeo?, ¿fueron ellos quienes se arrancaron los ojos? Si no fue así, sería más factible pensar en alguna organización criminal antes que en un solo asesino, ya que todo sucedió en menos de una semana, y las personas eran de distintos lugares de USA. Si en verdad fueron ellos mismos quienes se sacaron los ojos, entonces cabría pensar que el vídeo tenía incorporados ciertos mecanismos de control mental para programar las mismas acciones en todos los 153 sujetos, o bien, como piensan los creyentes en lo paranormal y esotérico, que el vídeo estaba vinculado a una o más entidades espirituales (presumiblemente demoníacas), y que esas entidades, o esa entidad, era lo que se apoderaba de las mentes de los sujetos.
Todos esos atroces sucesos nunca salieron en los diarios, presumiblemente porque YouTube no quería estar vinculado a algo tan siniestro. De ese modo, se cree que originalmente fue YouTube el responsable de que, una vez desaparecido el vídeo completo, reaparecieran los 20 primeros segundos del mismo. Aparentemente habría hecho eso para evitar sospechas, y para disminuir la probabilidad de que la gente se ponga a buscar el vídeo completo y lo suba.
Ahora bien, el vídeo no solo se cobró las 153 víctimas mencionadas. Dicen que uno de los empleados de Youtube lo vio cuando estaba en las oficinas; y que, a los 45 segundos del vídeo, lo pausó, se levantó del asiento, y empezó a gritar como loco. Nadie más que él vio las imágenes prohibidas, porque nadie se atrevió a mirar la pantalla. Lo único que recuerdan los presentes, era un agudo y perturbador sonido, como el de un taladro. El hombre que vio los 45 segundos nunca contó a nadie su experiencia: está en un hospital psiquiátrico, donde lo tienen sedado e inmovilizado casi todo el tiempo. Los médicos de la institución afirman que el hombre no es capaz de recordar lo que vio, e incluso se han borrado de su memoria algunas partes de su vida
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