lunes, 27 de enero de 2014

La marioneta

Cuando yo era niña por problemas económicos mi familia y yo tuvimos que mudarnos de nuestra casa a un piso de alquiler, eran malos tiempos tenia aproximadamente unos 13 ó 14 años. Por aquel entonces una tía de mi abuela a la que quería como si fuese mi tía falleció de un cáncer a la edad de 83 u 84 años, lo pasé mal porque no es la primera vez que alguien fallece de cáncer en mi familia. Yo soy de un pueblo de Alicante y mi familia materna es de Zaragoza, imagínate el caos de una mudanza, y todo lo que conlleva. Mi tía y mi madre fueron a Zaragoza, empaquetaron las cosas y volvieron. Mi tía fallecida se llamaba Carmen, siempre tenía muchos muñecos y juguetes antiguos...

Cuando llegaron mi madre y mi tía nos llamaron a los pequeños para coger los juguetes y entre todos había una marioneta recuerdo que era un payaso en un columpio, muy real. Yo siempre he sido reacia a tener esa clase de muñecos, pero no sé cómo acabé con él en mi cuarto. Desde que lo metí en mi cuarto me daba miedo estar en él , no estaba cómoda e inclusive mi perra Lana no entraba en la habitación sin mí, cuando eso jamás la había hecho. Mis padres me llevaron a un psicólogo por mi cambio de actitud, no dormía bien, los estudios empeoraban. El psicólogo dijo que era una forma de llamar la atención. Pasaron 6 meses desde que tenía ese muñeco y 4 desde lo del psicólogo, pero nada, no mejoraba.

Un día por la tarde, una leja que tenía encima de mi cabecero se cayó por el peso de los libros que tenía (enciclopedia, libros de medicina, libros de lectura rápida...) ya que por las noches no dormía bien me dedicaba a leer, con casi los 14 solía dormir 5 horas diarias, libros papeles por el suelo... recogí los libros pero no sé porqué dejé los papeles tirados por el suelo, era como si tuviera que hacerlo. Tenía justo al lado de la puerta un sillón pequeño de esos a los que llaman mariantonietas o lago así, cogí el muñeco, lo senté y puse toda la enciclopedia encima de sus piernas, unos 14 tomos. Atrapé el muñeco bajo una tonelada de papel . Aquel día a eso de la 9 de la noche me dio mucho sueño, cogí a mi perra y me fui a la cama, ya que ella dormía conmigo; me quedé dormida casi tocando la cama.

Entonces me despierto escuchando unas pisadas sobre los papeles que había dejado, pensé que había sido mi perra, y me doy cuenta de que la tengo justo al lado, ya que ella dormía como una persona, con la cabeza apoyada en la almohada. Me quedé helada, me daba miedo estirar la mano para encender la luz, lo único que hacía era abrazar a mi perra contra mi pecho.

Entonces las pisadas cesaron justo al lado de mi cama (lo estoy recordando y el corazón comienza acelerarse y siento una presión grande). Estaba que casi no respiraba, y fue cuando algo me cogió con fuerza del muslo, por encima de la rodilla en el lateral; era como una mano o pinza pequeña pero con mucha fuerza, me hacía daño . No me lo pensé dos veces, cogí a mi perra en brazos, de un salto me incorporé y salí a oscuras de mi cuarto. Mi cuarto estaba enfrente del de mis padres. Me di de bruces con la puerta cerrada de su cuarto, giré y vi luz en el salón. Corrí hacia allí con la cara llena de sangre por el golpe que me había dado. Mi madre se asustó por el ruido que hice y por mi cara ensangrentada, más pálida de lo que soy por naturaleza . Me sentó, me limpió la cara.

Me preguntó qué había pasado yo le conté lo que pasó, nos dirigimos a mi cuarto encendiendo todas las luces y entrando en el cuarto de mis hermanos por si había sido una broma suya. Estaban dormidos plácidamente. Cuando llegamos a mi habitación lo que vi me dejó la sangre helada , el muñeco que dejé sentado en el sillón, estaba apoyado en el lateral de la cama, con el brazo enganchado en la sábana, estaba colgando, no lo podía creer. Yo juré y mantuve que lo dejé en el sillón, pero mi madre pensaba que estaba en la cama y del susto quedo así. Aquella noche dormí en la cama con mi madre y mi perra, con la puerta de su cuarto cerrada y la del mío también, mi padre durmió en el sofá.

Desde aquel día el muñeco me daba mucho más miedo que antes, lo tuve encerrado en el armario empotrado de mi cuarto hasta que empecé a escuchar ruidos del armario, siempre por la noche , el armario sólo tenía una barra para colgar ropa, y se escuchaba cómo alguien andaba sobre el suelo, arañaba las puertas y rozaba las paredes (eso lo sé por mi hermano que dormía al lado y siempre que estudiaba por la noche o venía de fiesta, decía que entraba a mi cuarto por los ruidos que hacía en mi cuarto). Después lo llevé a un armario del cuarto de baño y lo dejé encerrado allí durante mucho tiempo, hasta que nos volvimos a mudar a mi casa de hoy.

Abandoné el muñeco en el armario empotrado de esa casa, con la esperanza de que los nuevos inquilinos se deshicieran de ese muñeco ya que yo no podía, mi madre no me dejaba, por los recuerdos sentimentales del muñeco. Aun tengo pesadillas por las noches nunca olvidare esa marioneta

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